Querida Kitty:
«Quienes suban al desván, que se lleven un paraguas bien grande, de hombre si es posible...» Esto para guarecerse de las lluvias que vienen de arriba. Hay un refrán que dice: «En lo alto, seco, santo y seguro», pero esto no es aplicable a los tiempos de guerra (por los tiros) y a los escondidos (por el pis de gato). Resulta que Mouschi ha tomado más o menos por costumbre depositar sus menesteres encima de unos periódicos o en una rendija en el suelo, de modo que no sólo el miedo a las goteras está más que fundado, sino también el temor al mal olor. Sépase además que también el nuevo Moortje del almacén padece los mismos males, y todo aquel que haya tenido un gato pequeño que hiciera sus necesidades por todas partes, sabrá hacerse una idea de los aromas que flotan por la casa aparte del de la pimienta y del tomillo.
Por otra parte, tengo que comunicarte una receta totalmente nueva contra los tiros: al oír los disparos, dirigirse rápidamente a la escalera de madera más cercana, bajar y volver a subir por la misma, intentando rodar por ella suavemente hacia abajo al menos una vez en caso de repetición. Los rasguños y el estruendo producidos por las bajadas y subidas y por las caídas, te mantienen lo suficientemente ocupada como para no oír los disparos ni pensar en , ellos. Quien escribe estas líneas ya ha probado esta receta ideal, ¡y con éxito!
Tu Ana M. Frank.
«Quienes suban al desván, que se lleven un paraguas bien grande, de hombre si es posible...» Esto para guarecerse de las lluvias que vienen de arriba. Hay un refrán que dice: «En lo alto, seco, santo y seguro», pero esto no es aplicable a los tiempos de guerra (por los tiros) y a los escondidos (por el pis de gato). Resulta que Mouschi ha tomado más o menos por costumbre depositar sus menesteres encima de unos periódicos o en una rendija en el suelo, de modo que no sólo el miedo a las goteras está más que fundado, sino también el temor al mal olor. Sépase además que también el nuevo Moortje del almacén padece los mismos males, y todo aquel que haya tenido un gato pequeño que hiciera sus necesidades por todas partes, sabrá hacerse una idea de los aromas que flotan por la casa aparte del de la pimienta y del tomillo.
Por otra parte, tengo que comunicarte una receta totalmente nueva contra los tiros: al oír los disparos, dirigirse rápidamente a la escalera de madera más cercana, bajar y volver a subir por la misma, intentando rodar por ella suavemente hacia abajo al menos una vez en caso de repetición. Los rasguños y el estruendo producidos por las bajadas y subidas y por las caídas, te mantienen lo suficientemente ocupada como para no oír los disparos ni pensar en , ellos. Quien escribe estas líneas ya ha probado esta receta ideal, ¡y con éxito!
Tu Ana M. Frank.