Sábado, 22 de Enero de 1944

Querida Kitty:

¿Serías capaz de decirme por qué todo el mundo esconde con tanto recelo lo que tiene dentro? ¿Por qué será que cuando estoy en compañía me comporto de manera tan distinta de como debería hacerlo? ¿Por qué las personas se tienen tan poca confianza? Sí, ya sé, algún motivo habrá, pero a veces me parece muy feo que en ninguna parte, aun entre los seres más queridos, una encuentre tan poca confianza.'Es como si desde aquella noche del sueño me sintiera mayor, como si fuera mucho más-una-persona por mí misma. Te sorprenderá mucho que te diga que hasta los Van Daan han pasado a ocupar un lugar distinto para mí. De repente, todas esas discusiones, disputas y demás, ya no las miro con la misma predisposición que antes. ¿Por qué será que estoy tan cambiada? Verás, de repente pensé que si mamá fuera distinta, una verdadera madre, nuestra relación también habría sido muy, pero muy distinta. Naturalmente, es cierto que la señora Van Daan no es una mujer demasiado agradable, pero sin embargo pienso que si mamá no fuera una persona tan difícil de tratar cada vez que sale algún tema espinoso, la mitad de las peleas podrían haberse evitado. Y es que la señora Van Daan tiene un lado bueno: con ella siempre se puede hablar. Pese a todo su egoísmo, su avaricia y su hipocresía, es fácil convencerla de que ceda, siempre que no se la irrite ni se le lleve la contraria. Esto no dura hasta la siguiente vez, pero si se es paciente, se puede volver a intentar y ver hasta dónde se llega.Todo lo relacionado con nuestra educación, con los mimos que recibimos de nuestros padres, con la comida: todo, absolutamente todo habría tomado otro cauce si se hubieran encarado las cosas de manera abierta y amistosa, en vez de ver siempre sólo el lado malo de las cosas.Sé- perfectamente lo que dirás, Kitty: «Pero Ana, ¿son estas palabras realmente tuyas? ¡Tú que has tenido que tragarte tantos : reproches provenientes del piso de arriba, y que has sido testigo de tantas injusticias!»En efecto, son palabras mías. Quiero volver a examinarlo todo a fondo, sin dejarme guiar por lo que opinen mis padres. Quiero analizar a los Van Daan por mí misma y ver qué hay de cierto y qué de exagerado. Si yo también acabo decepcionada, podré seguirle los pasos a papá y mamá; de lo contrario, tendré que tratar de quitarles de la cabeza en primer lugar la idea equivocada que tienen, y si no resulta, mantendré de todos modos mi propia opinión y mi propio parecer. Aprovecharé cualquier ocasión para hablar abiertamente con la señora sobre muchos puntos controvertidos, y a pesar de mi fama de sabihonda, no tendré miedo de decir mi opinión neutral. Tendré que callarme lo que vaya en contra de los míos, pero a partir de ahora, el cotilleo por mi parte pertenece al pasado, aunque eso no significa que en algún momento dejaré de defenderlos contra quien sea.Hasta ahora estaba plenamente convencida de que toda la culpa de las peleas la tenían ellos, pero es cierto que gran parte de la culpa también la teníamos nosotros. Nosotros teníamos razón en lo que respecta a los temas, pero de las personas razonables (¡y creemos que lo somos!) se podía esperar un mejor criterio en cuanto a cómo tratar a los demás.Espero haber adquirido una pizca de ese criterio y encontrar la oportunidad de ponerlo en práctica.

Tu Ana

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