Martes, 9 de Mayo de 1944

Querida Kitty:

He terminado el cuento del hada Ellen. Lo he pasado a limpio en un bonito papel de cartas, adornado con tinta roja, y lo he cosido. En su conjunto tiene buena pinta, pero no sé si no será poca cosa. Margot y mamá han hecho un poema de cumpleaños cada una.A mediodía subió el señor Kugler a darnos la noticia de que la señora Broks tiene la intención de venir aquí todos los días durante dos horas a tomar el café, a partir del lunes. ¡Imagínate! Ya nadie podrá subir a vernos, no podrán traernos las patatas, Bep no podrá venir a comer, no podremos usar el retrete, no podremos hacer ningún ruido, y demás molestias por el estilo. Pensamos en toda clase de posibilidades que pudieran disuadirla. Van Daan sugirió que bastaría con darle un buen laxante en el café.-No, por favor -contestó Kleiman-. ¡Que entonces ya no saldría más del excusado!Todos soltamos la carcajada.-¿Del excusado? -preguntó la señora-. ¿Y eso qué significa? Se lo explicamos.-¿Y esta expresión se puede usar siempre? -preguntó muy ingenua.-¡Vaya ocurrencia!. -dijo Bep entre risitas.Imaginaos que uno entrara en unos grandes almacenes y preguntara por el excusado... ¡Ni lo entenderían!Por lo tanto, Dussel ahora se encierra a las doce y media en el «excusado», por seguir usando la expresión. Hoy cogí resueltamente un trozo de papel rosa y escribí:Horario de uso del retrete para el señor DusselMañana: de 7.15 a 7.30Mediodía: después de las 13Por lo demás, a discreción.Sujeté el cartel en la puerta verde del retrete estando Dussel todavía dentro. Podría haber añadido fácilmente: «En caso de violación de esta ley se aplicará la pena de encierro.» Porque el retrete se puede cerrar tanto por dentro como por fuera.El último chiste de Van Daan:A raíz de la clase de religión y de la historia de Adán y Eva, unniño de trece años le pregunta a su padre:-Papá, ¿me podrías decir cómo nací?-Pues... -le contesta el padre-. La cigüeña te cogió de uncharco grande, te dejó en la cama de mamá y le dio un picotazo enla pierna que la hizo sangrar, y tuvo que guardar cama una semana. Para enterarse de más detalles, el niño fue a preguntarle lomismo a su madre:-Mamá, ¿me podrías decir cómo naciste tú y cómo nací yo?La madre le contó exactamente la misma historia, tras lo cual el niño, para saberlo todo con pelos y señales, acudió igualmente al abuelo:-Abuelo, ¿me podrías decir cómo naciste tú y cómo nació tu hija?Y por tercera vez consecutiva, oyó la misma historia.Por la noche escribió en su diario: «Después de haber recabadoinformes muy precisos, cabe concluir que en nuestra familia no hahabido relaciones sexuales durante tres generaciones.» ¡Ya son las tres!, y todavía tengo que estudiar.

Tu Ana M. Frank

P. D. Como ya te he contado que tenemos una nueva mujer de la limpieza, quisiera añadir que esta señora está casada, tiene sesenta años y es dura de oído. Esto último viene bien, teniendo en cuenta los posibles ruidos procedentes de ocho escondidos.¡Ay, Kit, hace un tiempo tan bonito! ¡Cómo me gustaría, salir a la calle!

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