El nimio asunto con Dussel trajo cola, y todo por culpa suya. El lunes por la mañana, Dussel se acercó a mamá con aire triunfal y le contó que, esa misma mañana, Peter le había preguntado si había dormido bien esa noche, y había agregado que lamentaba lo ocurrido el domingo por la noche y que lo del exabrupto no había ido tan en serio. Entonces Dussel había tranquilizado a Peter, asegurándole que él tampoco se lo había tomado tan a mal. Todo parecía acabar ahí. Mamá me vino a mí con el cuento y yo, en secreto, me quedé muy sorprendida de que Peter, que estaba tan enfadado con Dussel, se hubiera rebajado de esa manera a pesar de todas sus afirmaciones.No pude dejar de tantear a Peter al respecto, y por él me enteré en seguida de que Dussel había mentido. ¡Tendrías que haber visto la cara de Peter, era digna de fotografiar! En su cara se alternaban claramente la indignación por la mentira, la rabia, las veces que me había consultado sobre lo que debía hacer, la intranquilidad y muchas cosas más.Por la noche, el señor Van Daan y Peter echaron una reprimenda a Dussel, pero no debe haber sido tan terrible, porque hoy Peter se sometió a tratamiento «dentístico».En realidad, hubieran preferido no dirigirse la palabra.
Tu Ana
Tu Ana