Lunes, 22 de Mayo de 1944

Querida Kitty:

El 20 de mayo, papá perdió cinco tarros de yogur en una apuesta con la señora Van Daan. En efecto, la invasión no se ha producido aún, y creo poder decir que en todo Amsterdam, en toda Holanda y en toda la costa occidental europea hasta España, se habla, se discute y se hacen apuestas noche y día sobre la invasión, sin perder las esperanzas.La tensión sigue aumentando. No todos los holandeses de los que pensamos que pertenecen al bando «bueno» siguen confiando en los ingleses. No todos consideran que el bluff inglés es una muestra de maestría, nada de eso, la gente por fin quiere ver actos, actos de grandeza y heroísmo.Nadie ve más allá de sus narices, nadie piensa en que los ingleses luchan por sí mismos y por su país; todo el mundo opina que los ingleses tienen la obligación de salvar a Holanda lo antes posible y de la mejor manera posible. ¿Por qué habrían de tener esa obligación? ¿Qué han hecho los holandeses para merecer la generosa ayuda que tanto esperan que se les dé? No, los holandeses están bastante equivocados; los ingleses, pese a todo su bluff, no han perdido más honor que todos los otros países, grandes y pequeños, que ahora están ocupados. Los ingleses no van a presentar sus disculpas por haber dormido mientras Alemania se armaba, porque los demás países, los que limitan con Alemania, también dormían. Con la política del avestruz no se llega a ninguna parte, eso lo ha podido ver Inglaterra y lo ha visto el mundo entero, y ahora tienen que pagarlo caro, uno a uno, y la propia Inglaterra tampoco se salvará.Ningún país va a sacrificar a sus hombres en vano, sobre todo si lo que está en juego son los intereses de otro país, y tampoco Inglaterra lo hará. La invasión, la liberación y la libertad llegarán algún día; pero la que puede elegir el momento es Inglaterra, y no algún territorio ocupado, ni todos ellos juntos.Con gran pena e indignación por nuestra parte nos hemos enterado de que la actitud de mucha gente frente a los judíos ha dado un vuelco. Nos han dicho que hay brotes de antisemitismo en círculos en los que antes eso era impensable. Este hecho nos ha afectado muchísimo a todos. La causa del odio hacia los judíos es comprensible, a veces hasta humana, pero no es buena. Los cristianos les echan en cara a los judíos que se van de la lengua con los alemanes, que delatan a quienes los protegieron, que por culpa de los judíos muchos cristianos corren la misma suerte y sufren los mismos horribles castigos que tantos otros. Todo esto es cierto. Pero como pasa con todo, tienen que mirar también la otra cara de la moneda: ¿actuarían los cristianos de otro modo si estuvieran en nuestro lugar? ¿Puede una persona sin importar si es cristiano o judío, mantener su silencio ante los métodos alemanes? Todos saben que es casi imposible. Entonces, ¿por qué les piden lo imposible a los judíos?En círculos de la resistencia se murmura que los judíos alemanes emigrados en su momento a Holanda y que ahora se encuentran en Polonia, no podrán volver a Holanda; aquí tenían derecho de asilo, pero cuando ya no esté Hitler, deberán volver a Alemania.Oyendo estas cosas, ¿no es lógico que uno se pregunte por qué se está librando esta guerra tan larga y difícil? ¿Acaso no oímos siempre que todos juntos luchamos por la libertad, la verdad y la justicia? Y si en plena lucha ya empieza a haber discordia, ¿otra vez el judío vale menos que otro? ¡Ay, es triste, muy triste, que por enésima vez se confirme la vieja sentencia de que lo que hace un cristiano, es responsabilidad suya, pero lo que hace un judío, es responsabilidad de todos los judíos!Sinceramente no me cabe en la cabeza que los holandeses, un pueblo tan bondadoso, honrado y recto, opinen así sobre nosotros, opinen así sobre el pueblo más oprimido, desdichado y lastimero de todos los pueblos, tal vez del mundo entero.Sólo espero una cosa: que ese odio a los judíos sea pasajero, que los holandeses en algún momento demuestren ser lo que son en realidad, que no vacilen en su sentimiento de justicia, ni ahora ni nunca, ¡porque esto de ahora es injusto!Y si estas cosas horribles de verdad se hicieran realidad, el pobre resto de judíos que queda deberá abandonar Holanda. También nosotros deberemos liar nuestros bártulos y seguir nuestro camino, dejar atrás este hermoso país que nos ofreció cobijo tan cordialmente y que ahora nos vuelve la espalda.¡Amo a Holanda, en algún momento he tenido la esperanza de que a mí, desterrada, pudiera servirme de patria, y aún conservo esa esperanza!

Tu Ana M. Frank

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