Querida Kitty:
Ayer, antes de comer, le metí a papá la carta en el bolsillo. Después de leerla estuvo toda la noche muy confuso, según Margot. (Yo estaba arriba fregando los platos.) Pobre Pim, podría haberme imaginado las consecuencias que traería mi esquela. ¡Es tan sensible! En seguida le dije a Peter que no preguntara ni dijera nada. Pim no ha vuelto a mencionar el asunto. ¿Lo hará aún?
Aquí todo ha vuelto más o menos a la normalidad. Las cosas que nos cuentan Jan, Kugler y Kleiman sobre los precios y la gente de fuera son verdaderamente increíbles; un cuarto de kilo de té cuesta 3 so florines; un cuarto de café, 8o florines; la mantequilla está a 3 s florines el medio kilo, y un huevo vale 1,45 florines. ¡El tabaco búlgaro se cotiza a 14 florines los cien gramos!
Todo el mundo compra y vende en el mercado negro, cualquiera te ofrece algo para comprar. El chico de la panadería nos ha conseguido seda para zurcir, a 90 céntimos una madejuela, el lechero nos consigue cupones de racionamiento clandestinos, un empresario de pompas fúnebres nos suministra queso. Todos los días hay robos, asesinatos y asaltos, los policías y vigilantes nocturnos no se quedan atrás con respecto a los ladrones de oficio, todos quieren llenar el estómago y como está prohibido aumentar los salarios, la gente se ve obligada a estafar. La Policía de menores no cesa de buscar el paradero de chicas de quince, dieciséis, diecisiete años y más, que desaparecen a diario.
Intentaré terminar el cuento del hada Ellen. Se lo podría regalar a papá para su cumpleaños, en broma, incluidos los derechos de autor. ¡Hasta la próxima!
Tu Ana M. Frank
Ayer, antes de comer, le metí a papá la carta en el bolsillo. Después de leerla estuvo toda la noche muy confuso, según Margot. (Yo estaba arriba fregando los platos.) Pobre Pim, podría haberme imaginado las consecuencias que traería mi esquela. ¡Es tan sensible! En seguida le dije a Peter que no preguntara ni dijera nada. Pim no ha vuelto a mencionar el asunto. ¿Lo hará aún?
Aquí todo ha vuelto más o menos a la normalidad. Las cosas que nos cuentan Jan, Kugler y Kleiman sobre los precios y la gente de fuera son verdaderamente increíbles; un cuarto de kilo de té cuesta 3 so florines; un cuarto de café, 8o florines; la mantequilla está a 3 s florines el medio kilo, y un huevo vale 1,45 florines. ¡El tabaco búlgaro se cotiza a 14 florines los cien gramos!
Todo el mundo compra y vende en el mercado negro, cualquiera te ofrece algo para comprar. El chico de la panadería nos ha conseguido seda para zurcir, a 90 céntimos una madejuela, el lechero nos consigue cupones de racionamiento clandestinos, un empresario de pompas fúnebres nos suministra queso. Todos los días hay robos, asesinatos y asaltos, los policías y vigilantes nocturnos no se quedan atrás con respecto a los ladrones de oficio, todos quieren llenar el estómago y como está prohibido aumentar los salarios, la gente se ve obligada a estafar. La Policía de menores no cesa de buscar el paradero de chicas de quince, dieciséis, diecisiete años y más, que desaparecen a diario.
Intentaré terminar el cuento del hada Ellen. Se lo podría regalar a papá para su cumpleaños, en broma, incluidos los derechos de autor. ¡Hasta la próxima!
Tu Ana M. Frank