Querida Kitty:
Esta mañana fui arriba. Le había prometido a la señora pasar a leerle algunos de mis cuentos. Empecé por «El sueño de Eva», que le gustó mucho, y después les leí algunas cosas del diario, que les hizo partirse de risa. Peter también escuchó una parte -me refiero a que sólo escuchó lo último- y me preguntó si no me podía pasar otra vez por su habitación a leerle otro poco. Pensé que podría aprovechar esta oportunidad, fui a buscar mis apuntes y le dejé leer la parte en la que Cady y Hans hablan de Dios. No sabría decirte qué impresión le causó; dijo algo que ya no recuerdo, no si estaba bien o no, sino algo sobre la idea en sí misma. Le dije que solamente quería demostrarle que no sólo escribía cosas divertidas. Asintió con la cabeza y salí de la habitación. ¡Veremos si me hace algún otro comentario!
Tu Ana Frank
Esta mañana fui arriba. Le había prometido a la señora pasar a leerle algunos de mis cuentos. Empecé por «El sueño de Eva», que le gustó mucho, y después les leí algunas cosas del diario, que les hizo partirse de risa. Peter también escuchó una parte -me refiero a que sólo escuchó lo último- y me preguntó si no me podía pasar otra vez por su habitación a leerle otro poco. Pensé que podría aprovechar esta oportunidad, fui a buscar mis apuntes y le dejé leer la parte en la que Cady y Hans hablan de Dios. No sabría decirte qué impresión le causó; dijo algo que ya no recuerdo, no si estaba bien o no, sino algo sobre la idea en sí misma. Le dije que solamente quería demostrarle que no sólo escribía cosas divertidas. Asintió con la cabeza y salí de la habitación. ¡Veremos si me hace algún otro comentario!
Tu Ana Frank