Querida Kitty:
No te creas que estoy para bromas (fíjate en la fecha) contrario, hoy más bien podría citar aquel refrán que dice: «Las desgracias nunca vienen solas.»En primer lugar, el señor Kleiman, que siempre nos alegra la vida, sufrió ayer una gran hemorragia estomacal y tendrá que guardar cama por lo menos durante tres semanas. Has de saber que estas hemorragias le vienen a menudo, y que al parecer no tienen remedio. En segundo lugar, Bep está con gripe. En tercer lugar, al señor Voskuijl lo internan en el hospital la semana que viene. Según parece, tiene una úlcera y lo tienen que operar. Y en cuarto lugar iban a venir los directores de la fábrica Pomosin, de Francfort, para negociar las nuevas entregas de mercancías de Opekta. Todos los puntos de las negociaciones los había conversado papá con Kleiman, y no había suficiente tiempo para informar bien de todo a Kugler.Vendrían los señores de Francfort y papá temblaba pensando en los resultados de la reunión.-¡Ojalá pudiera estar yo presente, ojalá pudiera estar yo allí abajo! -decía.-Pues échate en el suelo con el oído pegado al linóleo. Los señores se reunirán en tu antiguo despacho, de modo que podrás oírlo todo.A papá se le iluminó la cara, y ayer a las diez y media de la mañana, Margot y Pim (dos oyen más que uno) tomaron sus posiciones en el suelo. A mediodía la reunión no había terminado, pero papá no estaba en condiciones de continuar con su campaña de escuchas por la tarde. Estaba molido por la posición poco acostumbrada e incómoda. A las dos y media de la tarde, cuando oímos voces en el pasillo, yo ocupé su lugar. Margot me hizo compañía. La conversación era en-parte tan aburrida y tediosa que de repente me quedé dormida en el suelo frío y duro de linóleo. Margot no se atrevía a tocarme por miedo a que nos oyeran abajo, y menos aún podía llamarme. Dormí una buena media hora, me desperté medio asustada y había olvidado todo lo referente a la importante conversación. Menos mal que Margot había prestado más atención.
Tu Ana
No te creas que estoy para bromas (fíjate en la fecha) contrario, hoy más bien podría citar aquel refrán que dice: «Las desgracias nunca vienen solas.»En primer lugar, el señor Kleiman, que siempre nos alegra la vida, sufrió ayer una gran hemorragia estomacal y tendrá que guardar cama por lo menos durante tres semanas. Has de saber que estas hemorragias le vienen a menudo, y que al parecer no tienen remedio. En segundo lugar, Bep está con gripe. En tercer lugar, al señor Voskuijl lo internan en el hospital la semana que viene. Según parece, tiene una úlcera y lo tienen que operar. Y en cuarto lugar iban a venir los directores de la fábrica Pomosin, de Francfort, para negociar las nuevas entregas de mercancías de Opekta. Todos los puntos de las negociaciones los había conversado papá con Kleiman, y no había suficiente tiempo para informar bien de todo a Kugler.Vendrían los señores de Francfort y papá temblaba pensando en los resultados de la reunión.-¡Ojalá pudiera estar yo presente, ojalá pudiera estar yo allí abajo! -decía.-Pues échate en el suelo con el oído pegado al linóleo. Los señores se reunirán en tu antiguo despacho, de modo que podrás oírlo todo.A papá se le iluminó la cara, y ayer a las diez y media de la mañana, Margot y Pim (dos oyen más que uno) tomaron sus posiciones en el suelo. A mediodía la reunión no había terminado, pero papá no estaba en condiciones de continuar con su campaña de escuchas por la tarde. Estaba molido por la posición poco acostumbrada e incómoda. A las dos y media de la tarde, cuando oímos voces en el pasillo, yo ocupé su lugar. Margot me hizo compañía. La conversación era en-parte tan aburrida y tediosa que de repente me quedé dormida en el suelo frío y duro de linóleo. Margot no se atrevía a tocarme por miedo a que nos oyeran abajo, y menos aún podía llamarme. Dormí una buena media hora, me desperté medio asustada y había olvidado todo lo referente a la importante conversación. Menos mal que Margot había prestado más atención.
Tu Ana