Domingo, 2 de Mayo de 1943

Apreciaciones sobre la guerra de los moradores de la Casa de atrás.El señor Van Daan: En opinión de todos, este honorable caballero entiende mucho de política. Sin
embargo, nos predice que tendremos que permanecer aquí hasta finales del 43. Aunque me parece mucho tiempo, creo que aguantaremos. ¿Pero quién nos garantiza que esta guerra, que no nos ha traído más que penas y dolores, habrá acabado para esa fecha? ¿Y quién nos puede asegurar que a nosotros y a nuestros cómplices del escondite no nos habrá pasado nada? ¡Absolutamente nadie! Y por eso vivimos tan angustiados día a día. Angustiados tanto por la espera y la esperanza, como por el miedo cuando se oyen ruidos dentro o fuera de la casa, cuando suenan los terribles disparos o cuando publican en los periódicos nuevos «comunicados», porque también es posible que en cualquier momento algunos de nuestros cómplices tengan que esconderse aquí ellos mismos. La palabra escondite se ha convertido en un término muy corriente. ¡Cuánta gente no habrá refugiada en un escondite! En proporción no serán tantos, naturalmente, pero seguro que cuando termine la guerra nos asombraremos cuando sepamos cuánta gente buena en Holanda ha á dado cobijo en su casa a judíos y también a cristianos que debían huir, con o sin dinero. Y también es increíble la cantidad de gente de la que dicen que tiene un carnet de identidad falsificado.La señora Van Daan: Cuando esta bella dama (en palabras de ella misma) se enteró de que ya no era tan difícil como antes conseguir un carnet de identidad falsificado, inmediatamente propuso que nos mandáramos hacer uno cada uno. Como si fueran gratis, o como si a papá y al señor Van Daan el dinero les lloviera del cielo. Cuando la señora Van Daan profiere las tonterías más increíbles, Putti a menudo pega un salto de exasperación. Pero es lógico, porque un día Kerli, dice: «Cuando todo esto acabe, haré que me bauticen», y al otro día afirma: ¡Siempre he querido ir a Jerusalén, porque sólo me siento en mi casa cuando estoy rodeada de judíos!»Pim es un gran optimista, pero es que siempre encuentra motivo para serlo.El señor Dussel no hace más que inventar todo lo que dice, y cuando alguien osa contradecir a su excelencia, luego las tiene que pagar. En casa del señor Alfred Dussel supongo que la norma es que él siempre tiene la última palabra, pero a Ana Frank eso no le va para nada.Lo que piensan sobre la guerra los demás integrantes de la Casa de atrás no tiene ningún interés. Sólo las cuatro personas mencionadas pintan algo en materia de política; en verdad tan sólo dos, pero doña Van Daan y Dussel consideran que sus opiniones también cuentan.

Tu Ana

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