Sábado, 4 de Marzo de 1944

Querida Kitty:

Hacía meses y meses que no teníamos un sábado que al menos no fuera tan fastidioso, triste y aburrido como los demás. Y la culpa la tiene nada menos que Peter. Esta mañana subí al desván a tender el delantal, y papá me preguntó si no quería quedarme para hablar francés. Me pareció bien. Primero hablamos francés, yo le expliqué una cosa, y luego hicimos inglés. Papá nos leyó unas líneas del libro de Dickens y yo estaba en la gloria porque estaba sentada en el sillón de papá, bien cerca de Peter.A las once menos cuarto bajé al otro piso. Cuando volví, a las once y media, ya estaba él esperándome en la escalera. Hablamos hasta la una menos cuarto. Cuando se presenta la más mínima oportunidad, por ejemplo cuando salgo de la habitación después de comer y nadie nos oye, me dice:-¡Hasta luego, Ana!¡Ay, estoy tan contenta! ¿Estará empezando a quererme entonces? En cualquier caso es un tipo muy simpático y quién sabe lo bien que podremos hablar.A la señora le parece bien que yo hable con él, pero hoy igual me preguntó en tono burlón:-¿Puedo fiarme de lo que hacéis vosotros dos ahí arriba? -¡Pues claro! -protesté-. ¡Cuidado que me voy a ofender! De la mañana a la noche me alegra saber que veré a Peter.
Tu Ana M. Frank

P. D. Se me olvidaba decirte que anoche cayó una cantidad enorme de nieve. Pero ya ni se nota casi, se ha fundido toda.

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